¿Sirve para uso cotidiano y hay calidad en una compacta todo-terreno?

No puedo ocultar mi debilidad por las cámaras compactas, ya que me permiten ir acompañado de una de ellas a diario, sin notar su presencia, en una funda en el cinturón. Facilidad de transporte, y mucha discreción trabajando con la máquina, virtudes innegables en el día a día del fotógrafo.

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Seguramente más de uno se preguntará si estas bondades son suficientes como para renunciar a una buena calidad de resultados. Aunque mis comentarios puedan escandalizar a los más fieles devotos de una «réflex» (por ejemplo), si… hay mucha vida y calidad en el mundo de la ultra compacta, sin complejo alguno ante máquinas mayores que ella… en dimensiones, aunque no en resultados de imagen, incluyendo el vídeo.

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Desde que Casio abandonara la línea de su mítica Exilim V7/V8, decisión inexplicable bajo mi punto de vista, he buscando incansablemente una sustituta de ella, una ultra compacta con óptica de tipo «periscopio». He encontrado algunos modelos aceptables, pero no tan notables como para igualar a la Exilim V7/V8, cuanto menos superarla. Hay factores que para mi son importantes al valorar una máquina de este tipo: zoom óptico de al menos 5x (de tipo «periscopio»), buena ergonomía (dentro de lo que una ultra compacta lo permite), pantalla relevante (grande, luminosa, y de buena resolución), ajustes suficientes (a pesar de los automatismos), diseño/construcción bello y fiable (metal siempre por delante del plástico), y rendimiento correcto (calidad de imagen, incluso a sensibilidades de 400/800 ISO, al menos). Hay cámaras que nacen como «míticas», y encontrarlas no es labor fácil ni frecuente, máxime con los requisitos anteriormente citados.

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En mi larga travesía por un escenario desértico en busca de la ultra compacta ideal, o al menos lo más idílica posible, recientemente dí con la Sony DSC-TX9/TX10. Me gustaron, sin duda alguna, cumpliendo con bastantes de los requisitos que precisaba, aunque no todos, además de tener un precio algo incoherente para una cámara de este tipo. Si, la calidad de diseño y realización es muy buena, pero aún así… resulta una máquina muy cara, máxime teniendo en cuenta algunas carencias técnicas en su haber. Además, la pantalla táctil está bien, es cómoda, pero le resta algo de robustez al conjunto de la máquina, máxime cuando la TX10 reza como una todo-terreno.

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Consultando una y otra vez los catálogos de las diversas marcas del mercado, poco poblados de máquinas con los requisitos que precisaba, encontré de pronto un modelo que podría servir para ocupar el «trono» vacío dejado por la Exilim V7/V8: la Fujifilm FinePix Z800EXR. Óptica tipo «periscopio» de 5x, estabilizador de imagen en la base de su impecable sensor SuperCCD EXR, procesamiento del color específico de Fujifilm, tamaño y ergonomía adecuados, realización masiva en metal, pantalla táctil grande y de gran resolución, y un precio sumamente competitivo en base a esta ficha técnica: 199 euros (PVP oficial). Sería una posible candidata.

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Probé esta Z800EXR, y publiqué su análisis en este blog el pasado 22-01-2011. El resultado fue muy bueno, incluso sorprendente para mi, a pesar de las buenas sensaciones iniciales. Después ha venido el uso en el día a día, para ir cimentando unas valoraciones muy positivas en términos generales. De entrada, el manejo y ergonomía de la máquina es muy racional y coherente, con un sistema de control generalizado de tipo táctil en la pantalla, menús «aptos para todos los públicos», un zoom óptico de tipo «periscopio» eficaz y que permite una captura de imagen con gran calidad, estabilizador de imagen eficiente, tratamiento del color impecable (con el emulador de tonos de película propio de la marca), nitidez fina de la imagen, y una estética elegante a la vez que sobria. Sólo la carencia de la exposición en modo «puntual» ensombrece su buen comportamiento, ya que obliga a manejar con frecuencia el ajuste de la compensación EV, incluso llevar la máquina en un permanente – 2/3 EV para evitar ligeras sobreexposiciones… con lo fácil que sería incorporar el modo de exposición «puntual», seguramente con un nuevo firmware.

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Pero de pronto me he encontrado con la FinePix XP30, la nueva ultra compacta todo-terreno de Fujifilm. Había que analizarla, sin duda alguna. Una máquina de estética algo chocante, por la irregularidad de sus formas, su gama de colores para todos los gustos, desde los vistosos verdes, azules, y naranjas, hasta los más clásicos negro, plata, o blanco. El objetivo periscopio sobresale claramente en el cuerpo, con un robusto cristal frontal como protección, acompañado de un cuerpo sólido y redondeado. Como indico, a primera vista resulta chocante la XP30, pero una vez en la mano se aprecia su gran ergonomía, y la coherencia de la distribución de sus pocos mandos de control, estrictamente los necesarios para el fotógrafo.

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Es ante todo una cámara con automatismos inteligentes, pero que permite en gran medida realizar ajustes complementarios… salvo en un punto: el tipo de exposición, que es siempre matricial. Este sistema de exposición múltiple se muestra eficaz en términos generales, pero en algunas ocasiones puede producir sobreexposiciones cuando las diferencias lumínicas con elevadas, a pesar del amplio rango dinámico que permite la máquina. Se necesita poder elegir también el modo de exposición «puntual», sobre todo para los fotógrafos que preferimos medir con total precisión la exposición de los elementos específicos en una compleja escena. Para el usuario global no representa apenas inconveniente alguno, pero para el más exigente si que le gustaría tener esta opción de exposición «puntual», evitando tener que ajustar con frecuencia el mando de compensación EV, tema posiblemente solucionable con un nuevo firmware de la marca, como ya indiqué en la prueba y comentarios sobre la Z800EXR.

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Aunque la simplicidad funcional de la XP30 pueda en principio dar la sensación de estar ante una máquina de categoría «inferior»… nada más lejos de la realidad. Fujifilm ha sabido diseñar un producto muy «redondo» en sus cometidos, principalmente como todo-terreno, resistente al agua, al polvo, a las gélidas temperaturas, e incluso a las caídas accidentales, pero… sobre todo es una cámara fotográfica, y de esto sabe mucho la marca japonesa. No se le ha incorporado el procesador «EXR», ni tampoco el sensor SuperCCD EXR, sólo un sensor CCD convencional y el clásico procesador «Real Photo» de la marca, pero afinados al máximo, y respaldados por una electrónica muy coherente, además de una óptica «periscopio» 5x de gran nivel. El resultado es evidente, basta con ver la prueba de esta máquina en el blog (Fujifilm FinePix XP30), pero especialmente analizar detenidamente todas y cada una de las imágenes de los variados álbumes referenciados en este trabajo.

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Poder utilizar una pequeña máquina sin preocupación alguna en días lluviosos o polvorientos, en una piscina o en la playa, incluso en la montaña o en el desierto, además de poder ir a esquiar con ella… no es muy habitual, máxime si también hace fotografías y vídeos de calidad en estas circunstancias, y ya no digamos en las otras más «pacíficas». La conclusión es clara: la XP30 es una sorprendente máquina ultra compacta todo-terreno con una calidad impecable de imagen, y que además graba vídeos bastante buenos en HD, aunque el micro sonoro sea demasiado sensible con los ruidos internos de la cámara. Hasta su precio (PVP oficial de 179 euros) se suma a la tentadora opción de incorporar a la XP30 como uno de los gadgets indispensables para llevar encima a diario y acompañarnos inexcusablemente hasta el fin del mundo… o casi.

Nota (1): Todas las fotografías que acompañan el presente artículo han sido capturadas con una XP30, en el Real Jardín Botánico de Madrid (Julio-2011), excepto las dos finales existentes en monocromo, que son más recientes.

Nota (2): Interesante vídeo oficial sobre la Fujifilm FinePix XP30

Juan Carlos Martin Martin (juancm.martin@telefonica.net)

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